Trilogía Millennium, de Stieg Larsson

15 julio 2009 at 0:44 5 comentarios

14 de julio de 2009, 22:52, cierro La reina en el palacio de las corrientes de aire. Después de poco más de tres semanas de lectura,  he acabado la trilogía Millenium.

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Se supone entonces que he dedicado una semana a cada uno de los volúmenes, pero no ha sido así, en absoluto. Los hombres que no amaban a las mujeres me llevó algo más de una semana. Y entre este título y el segundo, dejé pasar un par de días, en los que me leí un par de novelas románticas. Estaba un poco saturada de tanta novela de intriga, asesinatos, polis y ladrones.  Pero en cuanto comencé con el segundo, ya no pude parar; y lo encadené con el tercero como si ambos formasen un único volumen. He perdido la noción del tiempo, los días y las horas con esta novela de tres volúmenes y varios capítulos. Lo que, en realidad, no es mucho mérito de Larsson, tengo que reconocerlo: soy obsesiva con la lectura, hasta el punto de que como leyendo, voy al baño leyendo, estoy de visita en casa de alguien leyendo, y no hago el amor leyendo porque alguien me tiraría el libro a la cabeza, que si no… En la cafetería de la empresa saben que comeré leyendo una revista, un libro…; que si no tengo el periódico ya volveré a tomar el café. Los domingos en casa de mis padres me gustan especialmente porque ya tengo la prensa en la mesa para desayunar (ay, mi padre). ¿Qué le voy a hacer? Mis padres lo dicen, mis tíos lo dicen, mis primos lo dicen, mis hermanos lo dicen, mis amigos lo dicen: esta Kaia ya está con un libro…

Así que, pese a que también tengo mis momentos de inapetencia lectora, lo habitual es que me enfrasque hasta la obsesión con la lectura. Y a esta trilogía he dedicado todas las tardes y parte de las noches de estas dos últimas semanas. Excepto por la mañana, y porque tenía que trabajar, todo mi restante tiempo ha estado dedicado, con excepciones derivadas del hecho de tener que hacerme la comida, limpiar, ir a la compra y otros asuntos necesarios, a Stieg Larsson: se convirtió en mi pareja, mi amante, mi amigo, mi sombra. Le fui infiel algunas horas unos tres días. El club de lectura de www.librosenblanco.com también requirió de mi atención, claro. Pero al gran Gatsby le dediqué la tarde del domingo y nuestra relación terminó para siempre.

Tengo el cuerpo dolorido, los músculos flojos, la cabeza con una ligera tendencia a adoptar la postura de lectura, la nuca tensa, los hombros cargados y una urgente necesidad de hacer ejercicio físico después de haberme dedicado a no moverme del sofá más que para buscar otro lugar de la casa donde tuviese más luz natural que en el salón. Del salón al dormitorio, y del dormitorio a la cocina, y vuelta al salón. Y como estamos en verano, y hay luz hasta las diez de la noche, allí seguía leyendo hasta que no me quedaba otra que irme al dormitorio para continuar con luz artificial. Y en cuanto sonaba la alarma y me levantaba, me sentaba en la mesa de la cocina, y con mi café y mis tostadas, Larsson desayunaba conmigo, como lo hacen sus personajes: un caffe latte y unas tostadas con queso y mermelada.

¿Qué puedo decir yo de Millennium que no se haya dicho ya? Es obvio que engancha y mucho, pese a todo lo fanática lectora que una pueda ser. Larsson va mejorando y, aunque en el tercero se embarca en toda una conjura con espías secretos, traficantes de mujeres, y una descripción de la vida de Lisbeth, pese a todo eso, no resulta en absoluto pesado. De hecho, La reina en el palacio… se dedica específicamente a la vida de Lisbeth, a ese Todo lo Malo que tan presente está en el el primer volumen de la trilogía, ese hecho que convirtió a esta niña superdotada en la persona antisocial y tan extraña que conocemos.

Lisbeth Salander es, sin duda, la Protagonista de esta trilogía. Y el hilo que une los tres títulos es el odio a las mujeres: los malos tratos, la discriminación (aunque esté escondida bajo los buenos modales y las sonrisas; y si no, véase los comentarios que a Erika Berger le realizan los miembros de la junta del periódico al que se va cuando deja Millennium; tranquilos, no voy a desvelar cosas importantes de las tramas), el sexismo… Pero también la homofobia, el sensacionalismo de la prensa, las críticas a políticos y periodistas, la pedofilia… Y la obsesión por el sadismo en las relaciones con las mujeres: son violadas, torturadas, prostituidas, engañadas, asesinadas… en los tres títulos.

Quizá su peor defecto sea su estilo. No estoy segura de si es un problema del autor o de los traductores, pero en La reina en el palacio… no pude aguantarlo más y en alguna página he puesto una anotación que dice algo así como «qué cansino; estoy harta de tanto «de repente») Todo pasa «de repente»: de repente se da cuenta de que está cansado; de repente se da cuenta de que va a morir; de repente le apetece fumarse un cigarrillo; de repente aprecia el lío en el que está metida. Todo pasa «de repente». Es repetitivo hasta el hartazgo en el uso de una frase, una expresión, que considera afortunada: la jaula de cristal en el tercer volumen; los hombres que odian a las mujeres en los dos primeros, son sólo un par de ejemplos (junto con ese «de repente» que ha acabado por tocarme las narices).

O algunas resoluciones bastante poco creíbles de algunos sucesos. Porque, vamos a ver, ¿de verdad que a Lisbeth le pegan un tiro en la cabeza, la operan a vida o muerte para extraerle la bala, y en tres semanas se recupera sin ninguna consecuencia? Y eso porque no puedo contaros qué acontecimiento extraordinario esta buena chica realizó entre el tiro y el ingreso en el hospital.

También echo en falta saber qué consecuencias ha tenido con algunos personajes secundarios su actitud; p.ej., con el policía Faste, empeñado en perseguir a Lisbeth por ser una lesbiana satánica.  O con cómo queda la historia amorosa de Monica y Mikael en el tercero. Y es una lástima, siendo asquerosamente egoísta, que Larsson no se hubiese cuidado más para evitar ese infarto que nos ha impedido tener noticias en futuras novelas de Camilla, que seguro que iba a dar mucho juego (y no tengo la menor intención de contaros quién es Camilla). He leído en algún sitio que había previsto una serie de diez novelas, así que estoy segura de que este personaje tantas veces citado tenía un lugar propio en alguna de ellas. Es una pena. Teniendo en cuenta esto, se explica por qué nos quedamos sin saber cómo se resuelve el conflicto sentimental entre Mikael, Monica y Erika: probablemente su intención era desarrollarlo o resolverlo en sucesivas entregas.

Lisbeth Salander es, como dije, la protagonista absoluta. Y además el personaje más fascinante, desde el principio hasta el final, incluso pese a su evolución en algún momento poco creíble. Mikael, en fin, tiene sus momentos tópicos: es el protagonista bueno, el periodista insobornable, el luchador infatigable por la verdad absoluta. De los secundarios que aparecen en las tres novelas, me quedo con el jefe de Milton Security.

En fin, y en resumen, que vale la pena leérselos, porque pese a sus continuos anglicismos, a sus expresiones repetitivas, a sus fallos estilísticos, y a que a veces se necesite un bloc de notas para anotar tanto nombre, son buenas novelas. No pueden dejar de leerse de corrido, entretienen y enseñan. Nos preocupamos, emocionamos, asustamos e ilusionamos; sonreímos, gritamos, y arqueamos las cejas; dudamos, creemos, y nos sorprendemos. ¿Qué más podemos desear de la literatura?

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La presencia (o el misterio de la anciana de la silla de ruedas) Día mundial de los sin techo

5 comentarios Add your own

  • 1. Manu  |  2 octubre 2009 a las 0:33

    Más que «de repente», el autor (o el traductor) abusa repetidamente de la expresión «acto seguido» (sobre todo en la primera parte) y del verbo «constatar» en las otras dos. Parece que no conoce sinónimos…
    La historia «engancha» pero literariamente no aporta nada de nada (más que tener una idea poco clara del callejero de Estocolmo). Pero se lee con interés y con agradecimiento; será porque últimamente los best sellers estaban capitaneados por auténtica basura del estilo de códigos de newton o enigmas Bonaparte (Qué empacho, y eso que después del primero sólo leí los títulos) y al fin una obra con cierto fondo y calidad resulta estimulante. La serie está, a todas luces, inconclusa. Lástima. Además Mónica me cae fatal…

  • 2. Kaia  |  2 octubre 2009 a las 22:56

    Lo que no me gusta de Mónica es que es una adicta al ejercicio, lo que indica, en mi opinión, una cierta insatisfacción en su vida. De hecho, creo que todos son, en realidad, unos insatisfechos…
    Estoy de acuerdo contigo en que la serie está inacabada. De hecho, recientemente, con motivo del premio a Stieg Larsson que se le concedió en España por su lucha contra los malos tratos y la violencia contra la mujer, su esposa confirmó que existían unas doscientas y pico páginas de una cuarta novela, pero que no se publicará nunca, o al menos hasta que ella tenga los derechos (esta es otra historia de la que también se podría sacar una novela)
    Y me parecen una lástima ambas cosas: que no se acabe esa novela y se publique; y que ella no tenga los derechos que le corresponden, incluso como colaboradora.

  • 3. miguel guzman  |  16 marzo 2010 a las 16:02

    quiero decirte que te felicito por amar tanto la lectura… aun no he leido la trilogia pero me he interesado mucho y estaba investigando un poco y lei tu comentario, me alegra saber que en algun lugar del mundo hay alguien a quienle guste tanto la lectura como a mi… es curioso pero me pasa lo mismo todos me dicen… «Tu solo leyendo te volveras loco»… me encanta leer cuando me dirijo al trabajo o a la universidad en el autovos es curiosamente placentero leer, o cuando voy al baño… todos se rien por eso… no puedo irme a la cama sin antes no he leido… los libros me transportan, he sido granjero, experto en simbolos, escritor, amante prohibido, policia, espia, mujer, hombre, niño… los libros son para mi vidas paralelas, agujeros negros en la monotona vida, no me detengo a jusgar al autor en sus errores en si se centro en esto o en aquello, solo me detengo en lo que puede aportar mi imaginacion en lo que mi espirito logre entre las lineas sortear deseos ocultos de vidas pasadas…
    te felicito y nunca dejes de leer

    con mucho cariño miguel guzman desde el salvador

  • 4. Kaia  |  17 marzo 2010 a las 20:57

    Muchas gracias, Miguel, por tus ánimos. Tienes razón: aquellos a los que nos gusta leer somos muchos otros y vivimos sus vidas. Nos pasa como a los actores, ¿no crees? Ellos a través de su cuerpo y su voz dan vida a personajes imaginarios; y nosotros, los lectores, a través de nuestra mente.
    Afortunados además por el hecho de que hay quien, previamente, ha imaginado esas vidas, esas historias, y se ha decidido a contárnoslas.
    Un saludo desde Galicia.

  • 5. miguela  |  18 enero 2011 a las 11:44

    Me encantaron estos libros,disfrute muchisimo

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