Arena en los pies
24 junio 2012 at 17:36 Anabel 2 comentarios
Llevaba los zapatos llenos de arena. Y no le importaba. Los granos de arena conformaban una plantilla mullida, fácil de llevar, hasta confortable. Y pese a que todos le decían que vaciase los zapatos, ¿por qué iba a hacerlo, si era así tal y como ella lo quería? Hasta que, inesperadamente, le arrancaron los zapatos y la dejaron descalza, pero con los pies todavía cubiertos, todavía colmados los dedos y el empeine y la planta de arena mojada, de esa que ahora pesa y duele.
Él se acercó con una toalla y unas zapatillas limpias, con el sol todas las mañanas, canciones susurradas, y banalidades. Va limpiando con cuidado sus dedos, uno a uno, buscando despacio los granitos de arena casi incrustados en la piel, utilizando pétalos de rosas rojas como bálsamo cicatrizante. Y ella se deja. ¿Qué otra cosa puede hacer si cada día al despertar le regala una nueva luz?
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1.
Helena Villar Janeiro | 24 junio 2012 a las 22:56
Fai exercicios de supervivencia apoiada pola luz e a esperanza da súa renovacións. Magnífico. Abrazo.
2.
Tino Gallego. | 26 junio 2012 a las 15:08
Que bonito e animoso que alguén veña todalas mañáns con un sol e susurrándoche cantigas. Fermoso, biquiños.