Bueno, no es el Hotel Batignolles Villiers, pero es lo que hay…

19 octubre 2008 at 21:12 7 comentarios

Imagen extraída de http://javo.blogsome.com

Necesito buscar un lugar donde vivir durante un mes. No es mucho tiempo y, además, saldré alrededor de las siete y media de la mañana para volver cerca de las once de la noche. Así que sólo quiero que esté cerca de la oficina y que tenga una cama cómoda. Quizá lo mejor sea una de esas pensiones que tienen precios para viajantes de comercio, para profesores de sustitución, para obreros de la construcción que pasan la semana en un lugar y vuelven el fin de semana a su casa… Me dispongo a buscar en internet, a preguntar a amigos y a conocidos, a interrogar a cualquiera que conozca cuando esté en la ciudad en la que tengo que vivir durante ese período de tiempo. ¿Cómo es posible que todo el mundo conozca a alguien que conoce a alguien que sabe que un conocido suyo estuvo en tal sitio donde se duerme y desayuna bien por un módico precio y que, sin embargo, no sepan decirme el nombre del tal sitio o no recuerdan quien es ese conocido de décima generación que sí podría facilitarme esa información básica?

Buscando por internet nombres de hoteles y/u hostales, no me importa la categoría siempre que sean limpios y no tengan chinches, no consigo encontrar nada. Pero ¿cómo? Si hace unos días, consultando otro tema que nada tenía que ver con esto, me encontré por causalidad con una página que hacía referencia a apartamentos por temporada. ¿En dónde narices fue? ¿dónde porras estaba la tal página? ¿cómo c… se llamaban los j… apartamentos estos?

Pero es otra posibilidad que apunto en mi agenda electrónica: apartamentos de temporada. Como es una zona turística seguro que encuentro algo de esto. Por fin alguien me dice que su amiga le comenta que la prima de esta conoce un hostal donde se aloja su marido cuando va a la ciudad a vender sus productos. Anoto el nombre, ya buscaré el número de teléfono en las páginas amarillas. Y localizo también la dirección de un par de empresas en esa zona de estas de apartamentos por temporadas. Así que me pongo manos al teléfono y a llamar y a preguntar precios, condiciones, categorías… También enviaré e-mails a estas direcciones de inmobiliarias que veo en estas páginas que me enlazan con ellas para estos pisos que anuncian por meses. Y pongo anuncios en foros diciendo que busco compartir habitación durante un mes en esta ciudad y que me envien un correo electrónico a mi dirección. A ver si con esto encuentro algo decente.

………………………………………………….

Pero no me ha llamado nadie, ni nadie me ha enviado un e-mail, ni he conseguido na de na. Así que…

He llamado a una de estas empresas y le he pedido, después de ver sus fotos por internet y su localización, que me reserven un apartamento desde el nueve de este mes al nueve del siguiente. El recepcionista que me atiende por teléfono se lía y me comenta que, ya que voy a estar allí la semana que viene, que vaya y les pague allí, porque no hacen reservas. ¿Cómo que no, si lo estoy leyendo en este mismo momento? Pero es que eso es sólo en verano, cuando necesitan reservar con varios días de adelanto; que no puede reservármelo una semana antes; que vaya por allí unos días antes y lo reserve. Ah, sí, pues muy bien. Tengo otros en cartera, así que vosotros seréis los últimos que iré a ver. No te digo pa estos…

Así que me subo al coche y ahí voy que me dirijo a la primera de las direcciones que tengo, a mi favorita. Vaya, me he perdido; este navegador me dice que vaya a la derecha, pero es dirección prohibida. ¿Y esto? una calle sin salida, que va a dar al aparcamiento interior de unos edificios. Maldición. Ahora a dar vuelta para salir de aquí sin dañar ningún otro de los vehículos aparcados. Le preguntaré a este chico que pasa por la acera. Eso si consigo que se quite los auriculares del mp3. «Eh, eh, oye, ¿sabes dónde está esta calle? -Es esta. -Ya, pero el número 15, ¿dónde está? -Ah, pues no sé, porque esta calle es muy larga. -Bueno, pues este complejo de apartamentos, ¿sabes por dónde queda más o menos? -Sí, vete por aquí todo recto, gira en la rotonda, y donde veas un montón de edificios rojos, es ahí. -Vale, gracias». A ver si me aclaro con lo bien que te has explicado, chaval.

Salgo por una salida sin visibilidad con tanto cuidadito que parezco una anciana de noventa años que se acaba de sacar el carné. Lógico, como tenga un problema con el coche me da un algo… ¿Qué hago sin él? Si necesito más el coche que un novio con más dinero que Creso. Claro que si tuviese un novio más rico que Creso, ya tendría todos los coches que me hiciesen falta y diferentes modelos, además, para los diferentes momentos de mi vida. Esto es algo que habrá que plantearse. En fin, el caso es que por fin consigo meterme en la carretera y llego hasta la rotonda, pero después de girar no veo ningún conjunto de edificios rojos. Claro que antes de llegar, justo cuando salí, había un edificio de color granate con un cartelón en la entrada, que parecía un restaurante. Pero, ¿y si era ese? Doy vuelta y vuelvo allí. Cuando consigo aparcar, bastante lejos, porque todo estaba ocupado. y me voy acercando, me extraña que esté cerrado siendo domingo, básicamente porque si es un restaurante, ¿no sería lógico pensar que hoy estaría abierto? Me voy acercando temiéndome lo peor. Por favor, Dios mío, por favor, que no esté cerrado, que tiene una pinta estupenda, todas las referencias que tengo son buenísimas y quiero quedarme aquí, no quiero ir al otro sitio… «Estaremos cerrados por vacaciones del cinco de este mes hasta el once del siguiente». Maldita sea tu estampa. Justamente este mes. ¡Qué mala suerte tengo, qué mala suerte!

Me subo al coche y pongo la dirección del segundo. Allá voy. Giro a la izquierda. Eh. ¿Dónde estoy? Este camino está sin asfaltar, pero eso no es lo peor. No tiene salida. ¿Y cómo hago aquí el cambio de sentido? Pues meto el coche en esta finca; cuidado no me dé con una piedra; volante pa la izquierda, p’arriba, p’alante, volante pa la derecha, p’atrás, p’alante… He conseguido ponerme en dirección a la salida. Soy la campeona del volante. Alonso, Hamilton, cuidadín que voy… Si me ve Briatore me contrata para probar su formula 1… Si el vehículo me resiste, entonces está preparado… No hacen falta más ingenieros. En fin, que cuando consigo ponerme de nuevo en carretera, y llego hasta este bloque de apartamentos, me cuentan que sólo les queda uno con capacidad para cuatro personas y que me saldrá por una pasta gansa ese mes.  Bueno, si no gasto en comida y no pago los recibos podría costeármelo. pero como me temo que cualquiera le dice a la compañía de teléfonos o a cualquier otra que no cobran este mes, tendré que buscarme otro sitio. Y finalmente no me quedará más remedio que dirigirme a… Apartamentos Sensaninte.

Así que allí voy. El recepcionista que me atiende es el mismo con quien hablé por teléfono. Me enseña el piso. Es un estudio con cocina americana. Exterior. Pero esto no tiene ningún mérito. Es una habitación con cocina. La cocina en sí es vieja. El piso es viejo en general. No es decadente, lo que le daría algún encanto. Es viejo. Deprimente. La bañera tiene ese surco provocado por los años y el uso. Aquí no me meto sin chanclas. La iluminación es pésima. Mejor. Así me meto directamente en la cama. Al menos no hay cucarachas ni bichos subiéndose por las paredes del baño… No tengo televisión tampoco. Me la tendré que traer. A ver, el menaje, que también lo ponen ellos. Muy bien. Lo limpiaré con amoníaco, esta cafetera está como para que haga café en ella. Mejor me compro una. Y también platos, tenedores, vasos y tazas. Y cazos y ollas. Y una sarten. Lo básico. Me lo compro sin duda. Repetiré este mantra: al fin y al cabo sólo voy a dormir aquí, sólo voy a dormir. El barrio al menos es tranquilo. Enfrente del edificio hay una discoteca, pero no da a este piso. Y aquí no se hace botellón, que es un pueblo. Y estoy a cinco minutos andando de la playa, para que el domingo pueda relajarme. Punto a favor importantísimo para este cuchitril que parece salido de una película de serie B norteamericana.

El cierre de la puerta es tan simple que da la impresión de que Norman Bates entrará sin dificultad dispuesto a hacerme cosquillitas en la ducha. Y en el suelo de la cocina se pegan las suelas de mis zapatillas. Necesita más que amoníaco del más fuerte para limpiarlo. Al menos los fogones están limpios y también el baño. Aunque al abrir el agua de la ducha por el desagüe empieza a llenarse la bañera de un líquido amarronado el cual, más que subir, debería bajar por donde está entrando. ¿Cuántos años tendrán estas tuberías? ¡Qué asco! Seguro que están atascadas. Si dejo correr un poquito más el agua, a riesgo, lo sé, de generar una pérdida enorme para la humanidad, parece que la cosa se arregla y el desagüe cumple su función: desaguar, no llenarme la bañera. Pero ahora que eso parece solucionado, si abro el grifo del lavabo, el agua sale marrón. Quizás sea un agua especial para realizar peelings y así se me quedaría la piel de lo más limpia, sin impurezas. Pero algo me dice que no hay nada de eso en ese líquido coloreado que está cubriendo la pileta del lavabo.

El colchón se hunde en el centro. Y la almohada es rara; no tiene forma; se aplasta en un lado y se hincha en otro. El armario tiene una estantería que le han añadido para poder poner camisetas y jerseys que también se hunde en el centro. Da la impresión de que en cualquier momento romperá si le pones un poquito más de peso del que puede sostener; y parece ser mínimo este peso. Las cortinas son blancas, al menos y no de color crema. Las toallas están limpias y huelen bien. Eso sí. Y el sofá es mejor de cerca que visto de lejos pero no sé si dormiré la siesta en él. Lo mejor es esta barra de bar en la cocina que no me sirve más que para poner la televisión, porque lo que no podré poner los platos para comer en ella.

¡Maldita sea! La mala suerte me persigue. Si al menos estuviera asociado a la tarjeta esa de puntos que tengo para sacarme noches de hotel gratis. Pero no, tampoco. Lo bueno es que es barato. Muy barato. Porque es invierno, claro. Lo que no entiendo cómo alguien puede querer pagar lo que cuesta esto en verano. Quizá con el sol veraniego se vea de distinta manera, porque lo que es con el sol otoñal pre-invernal… se ve viejo y feo. Y los cuadros que le han puesto pretendiendo decorar no son precisamente bonitos tampoco. Me compraré algo que le dé al menos un toquecillo alegre, porque se ve triste este apartamentito.

¡¡¡Y no me he traído el secadoooor!!!

Entry filed under: Diario.

Mujer desesperada en mudanza, cuarta fase Sábado atiborrado de desesperación

7 comentarios Add your own

  • 1. anama  |  20 octubre 2008 a las 20:29

    O.O
    Kaia…
    … no sé qué decir, menos mal que pasas todo el día en la oficina… esto no pinta muy acogedor 😦
    … la verdad es que no :S
    Bicos!

  • 2. Xocolata  |  21 octubre 2008 a las 11:56

    O.O!
    ¿Esa foto es del sitio dónde vas a vivir el próximo mes? Si es así, espero que por dentro tenga mejor pinta que por fuera. De todos modos tú tranquila, que un mes pasa volando y si vas a pasar la mayor parte del día fuera de casa como dices, ni te enterarás del cuchitril ése 😛

    Biquiños!!^^

  • 3. Anaia  |  22 octubre 2008 a las 15:15

    Ai, tampoco es tan horrible… no tiene cucarachas, y tenia un cuadro… y … y… y …

    lo siento… no sé que mas añadir…

    Sólo quedan 15 días, relaxx

  • 4. Kaia  |  26 octubre 2008 a las 17:11

    Por pasos:
    Xocolata, afortunadamente esa foto no es del edificio donde está este estudio. ¡Mi madre! Si llega a estar ahí… con lo exquisita que yo te soy…
    😉
    Anama, acogedor no es el adjetivo que define el apartamento, efectivamente. «Funcional» tal vez…
    Anaia, tiene una foto de John Lennon y dos cuadros de no sé qué, uno creo que de un tipo que no tengo claro si es un labrador, un gaiteiro, un cazador o un asesino, porque están pintados en tonos tan oscuros, o tan sucios, que no se adivina qué representan… A lo mejor puedo llevarlos a limpiar y restaurar y descubrimos que son grabados de Goya o algo así… de su época oscura, eso sí.

  • 5. Xocolata  |  26 octubre 2008 a las 21:36

    Puedes ponerlos en el recibidor para espantar a las visitas indeseadas xDD (Los cuadros, digo o.o)

    Bicos y ánimo que ya no queda nada para mudarte al piso nuevo ^^

  • 6. Kaia  |  26 octubre 2008 a las 22:24

    Es que el cuadro ese que no sé de qué va está ya en la entrada. Encima de la cama tengo uno que se supone que es una chica tocando la flauta, y parece imitar el estilo de Lugrís.
    El otro es una especie de bandolero o algo así, acompañado de un perro sarnoso; lleva una escopeta o un trabuco o no sé bien qué es, porque no se distingue, en la mano izquierda. Está pintado en tonos verdes. Y no tengo ni idea de qué escuela, pintor, época o lo que sea quiere ser reflejo, pero cuando salgo del baño es lo primero que veo, y cuando entro también.. y, coño, asusta de feo que es.

  • 7. Kaia  |  26 octubre 2008 a las 22:26

    Y efectivamente, pese a lo viejo que es, al menos no le salen bichitos por las rendijas de las tuberías. En la ciudad donde vivía sí que encontré varias veces unos bichos asquerosos que parecían cucarachas paseando por la habitación o por el baño. No tengo ni idea de por dónde entraban, porque yo vivía en un cuarto piso. Un día, incluso, pensé en adoptar uno, pobre… Después de haber asesinado unos cuantos, me dije que aquel tenía derecho a ser criado con cariño. Pero finalmente acabé aplastándolo con el zapato y tiré su cuerpo a la basura dentro de un pedazo de papel higiénico. Otros tuvieron una muerte más lenta: murieron ahogados cayendo por el desagüe de la bañera o el bidé, donde fuera que estuvieran.

Deja un comentario

Trackback this post  |  Subscribe to the comments via RSS Feed


El contenido de este blog es ficticio. O no, en algunos casos. Sea como fuere, leedlo como lo que es: un entretenimiento para mí y para vosotros. Gracias.
Licencia Creative Commons
Tareas de la cotidianidad por Anabel Bugarín (Kaia) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en listasdetareas.wordpress.com.

Cuánto te hemos contado.

Nos han visitado

  • 83.635 hits
Vamos cayendo, cayendo de nuestro zenit a nuestro nadir y dejamos el aire manchado de sangre para que se envenenen los que vengan mañana a respirarlo (Vicente Huidobro)
Rosa Regás, "Música de cámara", Ed. Seix Barral

Instagram

No se encontró ninguna imagen en Instagram.